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Saltapura

Años después

Años después

Fue en los años ochenta que oí hablar de celebraciones públicas. Los no mapuche de izquierda y los artistas que conocía hablaban de esto con entusiasmo, de la revitalización de la cultura ancestral de los mapuche o de los compañeros mapuche, de que quién dijo que ya no había mapuche, etc.

 

En esos años, funcionaba el Grupo de Teatro de ADMAPU. Eran una docena de jóvenes mapuche provenientes de distintos lof cercanos a Temuco o de provincias vecinas. Allí, alguna vez, surgió la idea de recrear lo del we xipantu en una obra y llevarla al escenario. Se dedicaron a investigar el tema, a escribirla y a ensayarla. El éxito fue notable, según supe. No podía ser de otro modo, porque estaban refiriéndose a una manifestación íntima, parte de los fundamentos de nuestra cosmovisión, a esa fecha algo a mal venir. Todo un acierto que se agradece.

 

De allí nació la idea de conmemorar esta fecha en la ciudad, como un momento importante en nuestro cíclico vivir y fundamental para fortalecer la alicaída identidad de los residentes por allí. Una buena estrategia política organizacional.

 

Después se propagó la idea: otras organizaciones de la época fueron haciéndola suya y desarrollaron actividades alusivas. Con el afán de ir creando redes de apoyo con organizaciones no mapuche fue presentada como celebración, a la que eran invitados dirigentes connotados  (no mapuche) de ese entonces. La organización mapuche, como cualquier otra, necesita y crea alianzas. Por otra parte, es sabido por todos el alto grado de dependencia partidaria de nuestros dirigentes de entonces. En la actualidad es parecido.

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