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Saltapura

Consideración/reflexión final

Consideración/reflexión final

Entonces, manifiesto mi adhesión a cualquier celebración con fines políticos, si se trata de abrir un espacio al no mapuche para que se aproxime a  saber algo de nuestro ser íntimo (cosmovisión). Es válida esta situación en el contexto de las organizaciones mapuche que realizan actividades públicas, o de organizaciones no mapuche que abordan el tema, siempre que lo hagan con el respeto que se merecen sus semejantes (nosotros).

 

Al respecto, es importante mencionar y detenernos a reflexionar  respecto a lo que ocurre desde que el gobierno chileno ha instaurado el 24 de junio como día de los pueblos originarios. Desde entonces, los establecimientos educacionales pueden realizar un cambio de actividad y dedicar esa jornada íntegramente al “we tripantu”, sin necesidad de informar de ello a la autoridad. ¿Bueno o malo? Depende de lo que se haga y cómo o con quiénes o con qué, etc. Si los profesores/as realizan una teatralización sin asesoría competente alguna, sospecho que van mal, independientemente de la buena intención. Se trata de algo similar a planificar una clase o una unidad o el semestre completo; por lo tanto, hay que asesorarse y dejar poco a la improvisación.

 

Mi empleador que trabaja en una escuela básica de Melipeuco, me contaba hace unos días, que en un primer básico harán una dramatización. Entre los personajes a representar está el de una “machi”. En el curso hay niños y niñas mapuche: sin embargo, ninguna de ellas aceptó actuar de “india” (expresión de las niñas). Al parecer, las pequeñitas no se identifican positivamente con la condición de mapuche o indios/as  al decir de ellas. Melipeuco es zona de mapuche-pewenche.

 

Por supuesto, que allí es necesario resaltar e incluir entre las efemérides a celebrar lo del we xipantu. Sin embargo, por lo mismo, es de sumo cuidado el cómo se aborda metodológicamente la situación. De ello, dependerá que los niños y niñas aprendan a vivir con dignidad su natural y maravillosa condición de mapuche. De lo contrario, se corre el riesgo que terminen participando por inercia y no por real valoración de lo que son. Como resultado, también, los niños/as no mapuche les observarán con extrañeza, fastidio y desprecio. En lo que a mí respecta, si la situación lleva a lo último, prefiero ser ignorado una vez más (es menor peor), a riesgo que cualquiera de esos niños en unos años más se avergüencen de su origen y particularmente de la gente de su comunidad: su familia.

 

Profesoras y profesores, dirigentes y simpatizantes que tengan un buen fin del tiempo que hemos venido viviendo, que el sol no pierda su generosidad y nos venga acompañando en los días que vendrán. Ustedes y nosotros somos importantes: nadie está de más (quizás alguno total e irremediablemente ido del equilibrio natural). Sin embargo, en esta noche de fin del ciclo que se acaba, observen como nosotros los sueños que han realizado y recuerden aquellos que han adornado su dormir últimamente. El agua como símbolo limpia el espíritu: cuidémosla.

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